Hoy fue una tarde mas de espera en la plaza. Las garzas llegaban, galantes y ruidosas como siempre, pero no pasaban por donde yo lo quería. Alrededor de 15 minutos con la cámara en posición y los brazos acalambrados. No fue una, si no varias. Al parecer ya saben que alguien las fotografía y tienen claro, mas o menos, por donde tienen que pasar. El ánimo andaba mas o menos, por no decir que el ánimo no existía (en ese momento). Siempre la bicicleta ayuda cuando sales por ahí, pedaleando solo, y, mejor aún, si vas afirmando la cámara en uno de tus hombros. No puedo pedir mas, el ánimo ahora existe y varias cumbres mas arriba de lo que se veía horas atrás.
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