Cierta noche, al regreso de la visita a un liceo en toma, tras haber salido sin hacer ni una foto, recordé el paso a Valle Hermoso, sin luz de poste y árboles de película de terror. Sin hablar de las nubes, que aportaban su grado de miedo cuando apagaba las luces del auto y tomaba, con el auto andando, una fotografía a través del parabrisas, apuntando la cámara donde a la novia se le antojaba.
Valle Hermoso, Paine.
Invierno por la noche.
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