En la ruta 5 Panamericana, tras dejar el camino proveniente de Alto Hospicio para tomar la ruta hacia Huara, la Pampa carga en sus salinos terrenos, a 1100 metros sobre el nivel del mar, con tristes recuerdos dejados por quienes, con el afán de inmortalizar las almas perdidas de sus cercanos, construyen pequeños altares memoriales. Las llamadas "Animitas".
El término "animita" es utilizado para referirse a un lugar de veneración, desarrollado como una capilla o santuario, construido para recordar un hecho trágico en espacios públicos.
Bajo el calor implacable del árido desierto chileno, descansan en silencio, a un costado del camino, innumerables memoriales que resaltan por encima de las llanuras áridas y sin vida de la Pampa del Tamarugal.
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