Ellos se niegan a morir, se han rebelado contra el avance del tiempo y se han quedado estancados en las baldosas rojas, en las mezas de patas cojas y en donde lo más tecnológico (en algunos) es el viejo wurlitzer con música ranchera.
Ellos aún creen en la tradición y la mantienen. La cazuela, las empanadas y la chicha dulce son diarias, el ambiente con aroma a vino tinto de dudosa reputación es casi agradable y las conversaciones de domingo de uno que otro borracho, ya sea por pena o por alegría, es el mejor acompañamiento para una cita con lo pintoresco.
Es casi un homenaje, casi un tributo a ellos... Los que sobreviven
Me gusta el estilo; colores acompañan las ideas, luces y sombras propician los contrastes de mundos. Armónicas composiciones, imágenes potentes al fin de cuentas.
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