martes, 9 de julio de 2013

Daniel y Diego / Ciudad Empresarial


Venía saliendo de una entrevista para el diario La Tercera, con un gerente de una empresa de autos de lujo y tenía que esperar a la periodista que terminara con su trabajo. Me había subido al auto que nos transportaba para despachar las fotos y me había comenzado a dar la angustia de la crisis de pánico. 
Los vi cruzando la calle con un carrete y un volantín. Bajé del auto y me acerqué a conversar con ellos; dos hermanos, Daniel de 12 años y Diego de 6. Mocosos de una población de escasos recursos aledaña a la Ciudad Empresarial. Sucios, entierrados y con los mocos colgando, jugando afuera de un edificio en construcción, un símbolo del "progreso" que necesita un gobierno para decir que vamos camino al desarrollo, jugando en un lugar donde, por clase, no pertenecen. Pero ahí estaban, riendo y conversando con un extraño que se daba cuenta, una vez mas, de la contrariedad de vivir bajo el capitalismo.
Sin embargo, la angustia, gracias a ellos, se fue. 












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